Ayer no apareciste.
Como diría Johansen, “nunca fui dueño de virtudes como la paciencia”.
Así es que sería.
Lollapalooza significa “algo inusual y extraordinario”.
“Y sin embargo te recuerdo agitado, por que eras una buena mano, un póquer de ases, sólo diamantes”. Esa frase la pensé en la mañana poco después de mandarte saludos. Y como diría Andrelo, al final esa apuesta la ganó la muerte (aunque nunca tan drástico o textual). No sé si es buena o mala frase, pero me sonó hasta apocalíptica.
El sábado nos mandamos la nochecita de Texas. 5 horas jugando. Impresionante.
Estoy practicando. No puede haber un wn que gane 12 palos al mes y yo no haga nada al respecto. Por lo menos en Facebook he incrementado las fichas, claro que el sábado la Jani nos hizo trizas.
Técnicamente ayer no hice nada. Vi fútbol todo el día, chatee, jugué póquer en Facebook, fui al cine y para no cocinar en la tarde pasé a comerme a un sándwich a un restaurante, luego vi Pulp Fiction por 24º vez. La película que vi en el Hoyts la encontré buenisima. Pero no creo que tenga buena critica del público masivo. Yo cacho que la gallada no entendería mucho la historia.
Caminé del dpto al cine y me fui por las calles interiores. No andaba nadie. Escuchaba la banda sonora de Kill Bill. Se me ocurrió empezar a sacar fotos al Santiago desconocido (aunque sea la frase cliché de todos los que fotografían Santiago). Me llamaron la atención los esténciles, algunos grafitis y garabatos medios subversivos, algunos añosos letreros como uno en Arturo Prat que decía “EL SURCIDOR JAPONES”. Notable. No lo pienso como un proyecto publicable. De hecho ni siquiera creo que sean buenas fotos. Sino que me parece un buen ayuda memorias de la capital.
El sábado estuvo de cumple
Y volviendo a la metáfora del póquer, siento que estoy apostando todo por vivir y ser feliz. Y efectivamente, esa apuesta sólo podrá ganarla la muerte.
Hoy la Javierita inició un nuevo año escolar. Para uno como papá es una fecha importante, y es casi un evento. En realidad, para mi como papá. No puedo escribir por el resto. Y es importante por que son etapas que va quemando y momentos en los que uno siempre quiere estar de la mano de ellos. A la larga uno es quizás tan inseguro en esos momentos como los mismos niños.
Me acordé de cuando yo entraba al colegio, fueron recuerdos desordenados, por que recordaba lo que yo sentía cuando me iban a dejar al colegio el primer día. Y la verdad no me gustaba. Me sentía “mamón”, por que de una u otra forma sentía que efectivamente, ese era sólo un día más. Y objetivamente es así. El tema es que como apoderado esa objetividad se pierde, en realidad se pierde al momento de que nace un hijo.
Luego recordé los días lunes de los primeros años de básica. Himno nacional, izamiento patrio, y por supuesto, la estrofita:
“vuestros hombres, valientes soldados,
que habeis sido de Chile el sostén,
nuestros pechos los llevan grabados;
Los sabrán nuestros hijos también.”
Eran días extraños esos. Eran días invernales. De Robotech. De Éxito. De Almorzando en el Trece. Eran días en que había miedo y los tonos de la sociedad eran grises y café. Y prometieron Arcoiris. Y sonaba lindo. Siento que en esos tiempos la consecuencia se respiraba. Se veía al dar
Siento que fui un niño feliz. En realidad, tengo la certeza.
Lo único que espero es que le vaya bien... harto caros que salieron los libros.