viernes, noviembre 03, 2006

Tom Collins.-




El humo le bloqueaba los pensamientos. Ya no daba más en ese lugar. Consternado miraba alrededor buscando alguna mirada cómplice que le hiciera escapar de aquella noche de alcohol y tabaco. El ruido era insoportable, tanto por la música a todo volumen, como por los gritos alocados de las mesas colindantes. Todo el mundo tenía algo que decir. Nadie quería escuchar.
Cuando por fin pudo despegarse de esa compañía inoportuna, ya tenía varios Tom Collins en su sangre. La suave brisa de la capital a esa hora lo hizo reincorporarse. Con las manos en los bolsillos, caminando por la avenida principal, vio la esencia de la ciudad. Mendigos procurando cobijarse de una nueva noche, prostitutas desvencijadas y raídas por el tiempo que meneaban su cartera esperando enfrentarse a una hora más de destino, autos último modelo haciendo transacciones en efectivo a cambio de blancas aspiraciones, solitarios poetas caminando por la acera de enfrente elucubrando acerca de la vida y el eclipse que se gestaba en los cielos, borrachos zigzagueantes e inconscientes desafiando la gravedad, deportistas nocturnos trotando hacia una meta difusa, comerciantes ambiciosos y aproblemados.
Se detuvo en medio del puente, encendió un cigarrillo. Cantó “blowin’ in the wind” del viejo y querido Bob. Lanzó su celular a las aguas del río insomne que abrazaba la ciudad. Y mientras recordaba, cerró los ojos, apretó las mandíbulas y se despidió volando de la vida que le había negado la felicidad.
Al día siguiente no hubo titulares.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bueno que hayas sido tú el que se dió cuenta de la existencia de aquel hombre. En esa noche creo que a más de aquél hombre habían muchos otros, quizás en otro extremo de la ciudad.
Cuántos seres son desapercibidos por los demás? Pero es lo esencial en la vida realizar obras para que te lo agradezcan? Dónde está el límite entre la humildad y la subordinación a la sociedad? Es cosa de encontrar el equilibrio. Creo que esa es la clave siempre.

Agradezco tu honorable saludo