Esperaba que fuera el inicio de un excelente fin de semana. Y así lo parecía, el panorama no daba tregua, la Paola y la Javi me esperaban en la playa, mientras yo términaba de trabajar y partía en la tarde para allá.
En realidad todo bien hasta ahí, llegue a Santiago, me corte el pelo, me bañe con agua helada y el diario sin leer me esperaba.
La primera mala señal, fue el metro detenido en Republica, estuvo así un buen rato, caluroso como culo de mono, resisti estoico. Universidad de Santiago, lleno. Todo lleno de gente, y no tan gente, lleno de personas y no tan personas. Una señal de esperanza la dieron las cajas de tur bus, que estaban sospechosamente vacías, claro, tenían sendos letreros Litoral, Viña y Valparaíso, agotados. Por la puta, Pullman no lo hacía mejor con una fila de al menos 100 personas, con mochilas y maletas enormes, claro.
Me cambie de terminal, ya apostando por la velocidad del trámite más que la decencia del mismo. Entre gritos de feria me vi envuelto en un tira y afloja entre dos vendedores, uno con una micro y otro con algo mas presentable. Me subi a la "máquina" más presentable y el panorama no fue nada de alentador, muy por el contrario, lleno de cumas, flaites, feos, hediondos y ruidosos, y todas las mezclas que se puedan generar de ello.
Al lado de mi asiento, al otro lado del pasillo, una niñíta de unos 3 años empezó derramando un jugo a mi lado. Luego fue alentada por la madre a que jugara con un oso que lanzaba esas típicas melodías de tarjetas mamonas. Hasta ahora suena la wea de oso. A los 3 minutos, o menos, amparados en la impunidad de la falta de visión (por la altura de los asientos) una familia completa sacó un celular o quizás que, que empezó a tocar con toda la mala calidad que se puede exigir una canción de Américo. Por la puta! Quien chucha les dijo que yo quería escuchar esa mierda. Ya han pasado unos 20 minutos desde ello, y ya suenan de al menos 6 lugares distintos canciones de mierda, logro reconocer sólo algunas, a eso le debo sumar al menos 10 niños ya aburridos. Considerando que me quedan al menos 2 horas de viaje, pues la wea más encima se va por todo el litoral, y yo voy a algarrobo, creí buena idea escribir en el blog. No sabía si podría loguearme desde la blackberry, menos si podría escribir. Igual buen ejercicio, pues muchas veces no escribía por la incapacidad física de hacerlo, cosa que ya resolvi.
Recién pase por la académia de bomberos... Me queda más que la chucha aún! Bueno, pa más cacha, apagaron la luz, así que el proyecto de leer el diario se esfumó más rápido que un peo.
La wea que da rabia, es que el pasaje es sólo cien pesos más barato que tur bus, que si bien no es la excelencia en viajes ni el modelo de glamour de pasajeros, al menos, nunca me he topado con tanta shit como ahora. Es nefasto el malestar que siento, pues si bien sabía que no sería un viaje maravilloso, tampoco espere encontrarme con tantos estímulos negativos y tantas pruebas de tolerancia.
Me siento encerrado. Me siento además visita. Espero que las próximas horas de viaje al menos los flaites duerman y se les acaben las baterías de sus celulares de mil dólares pero sin carga. Bienvenida realidad.
Puedo seguir escribiendo, sin duda ha sido un buen ejercicio para capear las malas vibras, el problema es que no se acerca de que hacerlo.
Recién leí que se cumplían no se cuantos años del desembarco de sicilia. No conocía la historia, decía la crónica, que la inteligencia británica había lanzado al mar a un mendigo muerto vestido con las ropas de un general. Llevaba documentos importantes para el nazismo, pues eran cartas que revelaban un ataque desde Grecia, lo que hizo que el gobierno de Franco le traspasara los documentos a Hitler, quien movilizó de inmediato y ciegamente las tropas, lo que repercutiría en el éxito de la operación, pues, los pillaron a poto pelado en sicilia. Dice la nota que Goebbels desconfió, pero que el obstinado furer no lo pesco ni en bajada. Claro, ahí me explico eso de que los clientes por lo general no aceptan las recomendaciones, consejos e ideas de los comunicadores, por qué si de algo quien lea este texto estará de acuerdo conmigo, es en que Goebbels es el pedazo de comunicador.
Ya pase el peaje, y ya término de pasar por Melipilla, alguien decente abrió una ventana, dos alegrías en medio de la decepción, queda menos y me llega aire fresco.
No se si comunicar la reapertura de este blog, de repente mando su línk a Twitter. Sería bonito tener a las visitas de antes. Tenía buenos y fieles lectores, era una suerte de comunidad, y claro, llegó primero Facebook, y ya mato el deseo de escribír largo. Y mato el deseo de leer harto, y claro, es lógico, en el otro se ven prácticamente todas las acciónes de la persona, acá sólo algunas ideas locas, sin mayor inmediatez.
El blog se llama Letras Groseras, y he puteado bien poco, debe ser donde estoy más tranquilo, así como actitud ante la vida.
En el asiento de al lado la hija llora y grita, la mamá grita y rabea y el papá grita y se ríe. Son una familia gritona. Ojalá sean tan felices como gritones.
Y como vamos por casa? No somos gritones, particularmente con la Paola nos gusta destacar más por conversar que por gritar, así también la Javierita grita menos que muchos pendejos, pero ríe harto más que otros tantos. Lo pasamos bien juntos. Eso es primordial, no? Públicare esto hasta aquí, lo más probable es que escriba otra entrada, pero tal como la pendeja de al lado, ya me aburri.
viernes, enero 22, 2010
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1 comentario:
una chela¡?
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