El viernes empecé a escribir un texto en relación a una buena reunión hecha el día jueves en pro del futuro de Magallanes. Finalmente no alcancé a hacerlo. He estado con cualquier pega. Y si bien me mantengo ocupado, me saca de lo que más me gusta hacer: El ocio.
Luego, el viernes en la noche, celebramos el cumpleaños 110 del Manojito de Claveles. Estuvo notable. Fundamentalmente por las características íntimas que tuvo. Todo muy familiar, y en la mejor onda. Nota aparte merecen las felicitaciones por el discurso que me despaché. Y que transcribo de ahora ahora:
Desde que me propuse hacer este discurso, hasta ahora que lo estoy dando, he tenido la certeza y la claridad de que lo que quiero decir en estos momentos, sin embargo de aquí en más, espero que la forma corresponda a una instancia tan solemne como esta. Fundamentalmente por el tinte protocolar y por otra parte por el tema, puesto que no sé si el texto esté a la altura de estos 110 años que cumplimos en un par de horas más. De todas formas, lo más terrible sería, que incluyendo eso, además, a ustedes no les guste. Por que una cosa es la formalidad, y otra muy distinta y más crucial, es que a la familia de uno, no le guste lo que uno intenta decir.
Y es aquí donde me detengo, en el concepto de familia. FAMILIA, con mayúscula. Por que es muy fácil hablar de familia en cualquier institución, pero sin el ingrediente claro del fervor. Sin ir más lejos en la empresa donde trabajo, algún par de veces un gerente se ha despachado la indómita palabra descontextualizada, para describir en una suerte de adjetivo calificativo a la propia compañía. Y claramente ha sido sinónimo de burla e ironía.
Así entonces, no quería despacharme la “palabrita” así sin más. Y es por eso que al decir familia, no puedo dejar de evocar en mis primeros años de vida, los paseos a Vulco. Junto a mi abuelo, tíos y primos cuando nos movilizábamos hacia el estadio con la premura que genera el gritar un erre con a. Deben haber sido los tiempos de Sadia, la verdad no lo recuerdo. Sólo recuerdo las tribunas llenas, la bandita y la posibilidad cierta de poder beber una bebida Free en el entretiempo. Jugaban los Comandos de Jara.
Desconozco las razones por las que dejamos de ir al estadio con la frecuencia habitual, sin embargo luego de esos años de cancha, los recuerdos de familia se trasladan directamente a la casa de mi abuelito. En donde un escudo de Magallanes metálico, adornaba el living de la casa y nos observaba como un guardián al acecho. Muchos años ese mismo living fue celeste y el cielo blanco, ergo, son los colores de nuestra institución, pero también puedo decir con la propiedad que amerita, que además son los colores de mis recuerdos.
Supongo que habrá historias similares en la muchachada aquí presente. Evocaciones a recuerdos que van desde lo más pretérito y recóndito de cada uno hasta el ultimo gol de Patito Showb. Y sin duda cada una de estas historias es valiosa y brillosa en si. Vidas enteras teñidas de albiceleste. Franjas verticales de ilusión. Retratos de pasión.
En caso alguno pretendo llenar vuestras mentes de memoria, ni menos aún aletargarlos con la mía. En caso alguno pretendo ilusionarlos con la voz del pasado, de ese pasado glorioso que a veces parece tan lejano y oculto, por que querámoslo o no, recordar casi siempre viene acompañado de una sonrisa, por que todo tiempo pasado fue mejor.
Mister Huifa lo dijo: “Si grandioso fuiste en el pasado, gigantesco será tu porvenir”… Y si, parece que estuvimos algo pegados en esa pequeña frase del himno, sin ver demasiado porvenir en tiempos cercanos. Hemos dejado inconclusa la tarea y la misión de brindar un gigantesco porvenir a nuestra querida institución.
Sin embargo estamos siendo testigos claves y protagonistas de mejores tiempos. Aquí mismo en la sala hay elementos cruciales en este resucitar. Ahora, la mejor noticia, es que cada uno de nosotros es quien tiene la camiseta puesta para que esta familia no se hunda. Y vuelvo así al concepto familia. Por que no gratuitamente somos un Club. Y un club es el equivalente a una gran familia, pero con la ventaja, de que los afiliados y participantes lo hacen voluntariamente y con una serie de intereses comunes. En este caso los valores magallánicos. Intereses albicelestes.
Debo reconocer, con hidalguía, que luego de este punto, tenía la plena esperanza de hilar la idea con alguna metáfora que me llevara y conectara con el Manojito de Claveles. Y estuve un buen rato pensando como hacer el puente, y desconozco las razones, pero la creatividad al parecer no anda de mi lado. Entonces sin metáforas ni hipérbole, les cuento que el Manojito fue la primera melodía que aprendí en mi vida, y la que más me ha acompañado en el recorrido de mis primaveras. Así también creo que la mayoría de los presentes, al igual que yo, la silba o canta por lo menos una vez al día. Como tradición. Como esperanza. Como alegría. Como belleza. Por que la Academia es eso. Es el estímulo que nos lleva a un nuevo día. Y cuando miramos al cielo perfectamente celeste y hay algunas nubes perfectamente blancas, nos alegramos, y rozamos a ese país llamado felicidad, porque las alturas están de nuestro lado. Y más que eso, es por que de alguna u otra forma, si existieron los pinceles para pintar estos colores. Y ahí, en ese preciso instante, si que se nos estremece el corazón.
Y así me despido carabeleros, que de norte a sur y de este a oeste, son siempre Albicelestes. Y que serán albicelestes hasta la muerte. Y que después de eso, después de eso, serán siempre, siempre, albicelestes.
El día sábado fue nuevamente familiar. Estaba de cumpleaños mi prima mayor (ja! Si, es la mayor!). Con la buena coincidencia de nacer el mismo día que Magallanes. Lamentablemente para ella, no hubo discurso, claramente la creatividad y las palabras estuvieron dirigidas a la camiseta de franjas. Perdió la prima.
Le debía un post desde el 22 de Septiembre, día en que cumplía 77 días de casada. La idea era sencilla, como ella se casó el 7-7-07, y quería que escribiera acerca de ello, y en ese momento (su matrimonio) no andaba inspirado (de hecho estaba en el “retiro”), que mejor forma de reivindicarme con un pedazo de texto desde Buenos Aires y en la coincidente fecha de sus 77 días. Ese día fue complicado en términos de tiempo. Estuvimos en La Plata. Y no llegamos hasta muy entrada la noche a Bs As. El punto es que no escribí y la prima mayor seguía esperando por su texto. Y así llegó el día de hoy (pues el sábado tampoco pude escribir) (en realidad si pude, pero no supe que) en que cumple 114 días de Matrimonio, y recién me explayo acerca del evento, que estuvo notable, tanto por la cantidad deglutida como por la bebida. La parte del baile no es criticable, por lo menos por mi, pues ni siquiera me acerqué a la improvisada pista. López quería ir. Y bueno, lo principal… FELIZ CUMPLE PRIMA!
Ayer Trasandino nos empató. Había más de 1700 personas en el estadio. Buen marco de público. Y el espectáculo notable. Siendo objetivo, el partido estaba para empate. Sin embargo, no puedo ser objetivo en estas circunstancias. Y he estado triste todo el día. Y hoy… justo hoy, todos me han preguntado por Magallanes. Ergo, hasta el almuerzo estuvo medio amargo.
Sólo se empezó a endulzar el día con la compra por parte de Retorcida de nuestras entradas para Calamaro!
Ahí vamos.