miércoles, enero 16, 2008

El preciso instante en que la ciudad se empieza a oscurecer y la sonrisa empieza a iluminar.


Ayer con la Caro fuimos a las tablas. Por supuesto que no llegó a la hora acordada, lo importante es que llegó, por que era ella quien tenía claro el cronograma. La primera parada obligada fue un schop. No se podía estar en Santiago con tanto calor. Improviscopio fue la primera obra que vimos, al aire libre y entrada liberada (y salida digna). Buena forma de hacer teatro. Improvisación full. El público tiraba un título, se sorteaba el tipo de estructura y los cinco actores se lanzaban en la odisea de armar una historia de no más de diez minutos, improvisada, dinámica, alegre y sincera.
Pronto tocó el turno a Abel. En el pituco Mori. A decir verdad… una obra mala. Poco ritmo, poca historia. Hubo algunos pasajes notables, o frases interesantes, sin embargo quedó el amargor de no saber que se estaba viendo y la frustración de que pudo ser mejor. A la salida, encuentro con Foca, a quien no veía hace fácil unos siete años. Proyecto de cerveza quedó.
Luego con Caro caminamos. Y caminamos. Y caminamos.
Cruzamos con unos prófugos conocidos. Jajajaja.
Hasta un par de cervezas. (aún había mucho calor en la capital)
Viaje de vuelta de otro planeta.
Si. Es linda la Caro.

1 comentario:

Retorcida dijo...

soy la mejor celestina del mundo!

cambiate luego :D

Te quiero mil!

estoy feliz

y ma feliz xq tu tb los estas

:D

Ahora si que si...

Ahi vamos!

Aunque

Nos duplicamos!!!